SUSANA REVELÓ QUE TOMÓ LA PASTILLA "ANTICORONAVIRUS" DE MüHLBERGER

LA CONDUCTORA CONTÓ LOS TRATAMIENTOS QUE SE HIZO EN LA CLÍNICA DEL MÉDICO DETENIDO

ACTUALIDAD 23 de mayo de 2020 RS
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SUSANA GIMÉNEZ

Susana Giménez le contó a la revista “Gente” cómo fue su experiencia en la clínica, ahora clausurada, del doctor Rubén Mühlberger, quien está cumpliendo prisión domiciliaria.

“¡Estoy sorprendidísima con todo lo que estoy escuchando!”, declaró la conductora, quien había estado en dicha clínica el día anterior al allanamiento.

La conductora aseguró que el médico jamás le inyectó nada. “Con el terror que le tengo a las agujas…¡Pero si no tengo ni venas! Soy un desastre para eso”, exclamó. Pero admitió que le dio los llamados “antivirales”: “Me explicó que aumentaban las defensas, pero tomé una y las dejé por ahí! ¿Para qué más? Yo ya tengo mi combo personal de las mañanas: vitamina C, Total Magnesiano, Omega 3…”.

También confesó que no tomó las pastillas porque quedó muy impresionada tras su experiencia con Giselle Rímolo: “Yo quedé muy impresionada después de mi experiencia con  (Giselle) Rímolo. Había ido para perder un poco de peso y me dio pastillas. Cuando tomé la primera y única, la presión me subió a mil y terminé en el (sanatorio) Fleni. ¡Desde ese día me juré no volver a tomar ninguna pastilla más!”.

Según explicó Susana, ella iba a la clínica de Mühlberger una vez por semana aunque la secretaria del médico la llamaba para insistirle que asistiera más seguido. “Él siempre se mostró como un tipo encantador -manifestó Sú-. Cada vez que me veía me decía ‘Anoche vi tal o cual película tuya y pensaba: ¡qué mujer, qué mujer!´ Era amoroso, me tomaba de la mano y repetía´todo lo pienso para vos, Sú. Mandé a traer una máquina especial de Montecarlo para que quedes espléndida´. Se mostraba como un gran apasionado de la medicina…”

“¡Qué se yo! Me hizo bien a la piel y tenía un trato divino conmigo, por eso estoy azorada de todo los testimonios que escucho!”, añadió Susana, sin poder salir del asombro ante lo sucedido con el médico y su clínica.

“Cada vez que iba pasaba tres o cuatro horas ahí adentro -siguió contando Susana Giménez-. Me servían el té rojo, aunque el mío era un poco más oscuro…no sé. Y siempre venía acompañado con almendras, con un tiramisú o algún alfajorcito”.

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