Conmovedor:La historia de las prostitutas trans latinas que fueron ayudadas por el Papa Francisco

El Papa Francisco trató de hacer que la Iglesia Católica fuera inclusiva con las personas transgénero y LGBTQ , causando revuelo entre los católicos conservadores tradicionales.

Aunque mantenía las enseñanzas católicas tradicionales sobre género y sexualidad en los documentos oficiales, las acciones del pontífice con frecuencia contaban una historia diferente y ambigua.

"Ser homosexual no es un delito", dijo Francisco en una ocasión a The Associated Press en 2023. Era la primera vez que un Papa abordaba el aspecto legal de las leyes homosexuales en todo el mundo, y los activistas LGBTQ lo elogiaron por ello.

Francisco también calificó de "injusta" la penalización de la homosexualidad, y añadió que algunos obispos católicos de otros países pueden ser partidarios de ilegalizarla por motivos culturales.

Francisco suscitó aún más inquietud entre los conservadores cuando, en 2023, el Vaticano dictaminó que las personas transexuales podían ser bautizadas y convertirse en padrinos, siempre que su participación no causara "confusión" o escándalo.

En marzo de ese año, el Papa Francisco recibió a un grupo de mujeres transexuales -muchas de las cuales son trabajadoras del sexo o emigrantes de América Latina- en un almuerzo en el Vaticano por la Iglesia católica "Jornada Mundial de los Pobres" de la Iglesia Católica.

El pontífice y las mujeres transexuales entablaron una estrecha relación después de que el papa acudiera en su ayuda durante la pandemia COVID, cuando ellas no podían trabajar. Se reunían mensualmente para visitas VIP con el papa y recibían medicinas, dinero y champú cualquier día, según The Associated Press.

"Nosotras somos en gran parte trabajadoras sexuales y en pandemia no teníamos cómo vivir. Él nos abrió las puertas, nos dio vacunas contra el Covid-19 a más de 50 chicas, nos ayudó con alimentos y económicamente para pagar nuestro alquiler y boletas", contó una mujer trans que fue a despedir a Francisco a la plaza San Pedro.

La historia de Laura Esquivel, la mujer trans paraguaya que se reunió con Francisco en varias oportunidades

Laura Esquivel, vestida con pantalones de cuero ajustados, apuntaba hacia los altos muros de la Santa Sede. “¿No es mucho? ¿Mi maquillaje?” preguntó, tocándose tímidamente una mejilla pintada de color. “No me importa lo que piense la gente. Pero este es el Papa “.

Se apresuró a entrar en el cavernoso Salón de Audiencias Pablo VI del Vaticano y la condujeron a la primera fila.

Fue la tercera reunión papal para Laura, de 57 años, una trabajadora sexual paraguaya que, en sus momentos más reales, se describió a sí misma como “una travesti”, jerga española anticuada para “una mujer transgénero”. Vivía según un código: las chicas duras no lloran. Pero la primera vez que el Papa Francisco la bendijo, no pudo reprimir las lágrimas. En su segundo encuentro, conversaron durante el almuerzo. Llegó a conocerla lo suficientemente bien como para preguntarle sobre su salud.

Además de su VIH de larga data, recientemente le habían diagnosticado cáncer. Durante el tratamiento, la iglesia le consiguió una cómoda habitación de hotel a la sombra del Coliseo y le proporcionó comida, dinero, medicinas y pruebas.

Desde sus primeros días en 2013, cuando declaró: “¿Quién soy yo para juzgar?”, Francisco ha instado a la Iglesia católica a abrazar a todos los interesados.Su apertura sin precedentes a la comunidad LGBTQ+ marcó un precedente en la historia de la iglesia católica.